Los tratamientos intraoculares consisten en la administración de medicamentos en el ojo para tratar enfermedades oculares y proteger la visión. Mediante una inyección, el medicamento adecuado se introduce en la cavidad vítrea, un espacio situado en la parte posterior del ojo, detrás del cristalino (como se ve en la figura).
Existen múltiples medicamentos para tratar enfermedades oculares como la retinopatía diabética (enfermedad ocular diabética), degeneración macular relacionada a la edad (envejecimiento acelerado del ojo), oclusiones venosas de la retina, inflamación ocular y otros problemas de la retina. Estos medicamentos se inyectan en el ojo y su principal objetivo es detener y/o retrasar la perdida visual.
La inyección de dichos medicamentos directamente a la cavidad vítrea puede tratar ciertas enfermedades oculares y proteger la visión. Algunas de las enfermedades que con mayor frecuencia requieren inyecciones intravítreas son:
Estos fármacos se inyectan en unas concentraciones y volúmenes ya estandarizados y con unas agujas muy finas (30G) introduciéndolos en el ojo en su parte posterior, vía pars plana a unos 4 mm del limbo corneal.
Pueden inyectarse antibióticos para el tratamiento de la endoftalmitis; fármacos antiVEGF (Aflibercept [EyleaR], bevacizumab [AvastinR], ranibizumab [LucentisR]) para la DMAE húmeda, la retinopatía diabética o las oclusiones vasculares en la retina; o corticoides contra inflamaciones intraoculares como es el caso de la uveítis o contra los edemas maculares.
El procedimiento de la inyección debe realizarse en una sala limpia, con unas condiciones de esterilidad perioculares e intraoculares. El ojo y la superficie que le rodea se anestesia y se deja aséptico y limpio. Se coloca un paño para aislar y se mantienen los párpados entreabiertos. El medicamento es inyectado en la zona blanca del ojo hacia su interior en la cavidad del gel vítreo y una vez inoculado el fármaco, se instilan gotas antibióticas que se mantendrán durante unos días después de la inyección.
Tras la inyección, se puede experimentar sensación de cuerpo extraño, presión en el ojo o molestias leves e inespecíficas, aunque no suele haber dolor. También puede darse una pequeña hemorragia subconjuntival o pueden aparecer moscas volantes. Ambos efectos desaparecen con el tiempo.
Es importante evitar tocarse los ojos y nadar durante varios días.
En caso de dolor o malestar, enrojecimiento o sensibilidad a la luz o disminución de la visión es necesario consultar con el oftalmólogo de forma urgente.